El constructor se lamenta ahora, llora, se hace la víctima, proclama su indefensión ante la situación que globalmente afecta al sector de la construcción y que tanto ha afectado finalmente a su propia empresa... El constructor llora amargamente para proclamar su falta de responsabilidad en esto, llora por la ruptura de sus esperanzas puestas en su propio negocio, en eso que tantos beneficios y alegrías le diera antes, muy poco antes, y que tanto le ayudara a granjearse una reputación admirable, a colocarse en una situación envidiable dentro del sector, por encima siempre de sus "amigotes"... El constructor vitupera contra todos, se considera víctima de la crisis, pero no repara en que es también víctima de sí mismo, de sus ínfulas, de su pretensión de mantenerse frente a otros, inferiores a sí mismo, en su lugar, para tratar de subsistir sobre la ruina a la que los demás se han visto abocados por los desmanes y la mala organización y la peor planificación económica y empresarial, la suya, la de los otros, que no la suya misma, que cree haber sido mejor... Pero la cosa ha cambiado y es ahora tiempo de lamentarse...
El constructor dice tener ahora, dice haberse visto ahora, con el dolor de la vergüenza por la evidente estupidez de sus pasadas mofas de sus colegas quebrados ya, de haberse visto obligado a suspender pagos, a despedir a sus empleados, sin ser siquiera capaz de indemnizarlos... El constructor llora sólo en apariencia, porque es consciente de que engaña a todos nuevamente, de que lo que mejor puede hacer en esta situación, y hasta que se enfríe y pase, es mantenerse callado y continuar, sin afrontar sus pagos, sus deudas contraídas, porque no tiene dinero, le deben porque tampoco los otros pueden pagarle.
Aunque él sí que se ha encargado astutamente de guardar para sí, acaba de ser a su vez víctima del ciclo de "dames y daretes", del que hace consciente e indolentemente parte a los que de él dependían. De un modo u otro, mientras no estalle su bomba, ésta que ahora se ha armado por sí sola con sus últimas e inevitables decisiones, podrá eludir el pago de todo lo que debe, por un orden primordial de preferencia, a sus empleados y luego, a sus proveedores y colaboradores... Fondos de garantía salarial y social vendrán a pagarle a sus empleados una parte proporcional de lo que él mismo no es capaz de pagar, como resultado de su más puro egoísmo, de la más espúrea de las inteligencias estrátegicas, del más detestable de los individualismos y de la mayor falta y total desconocimiento de una responsabilidad laboral, legal, mínima...
Pero en el fondo le da igual llorar, por eso llora ahora a espuertas, con la tranquilidad del que sabe que también la crisis le beneficia porque le brinda en bandeja de plata los argumentos justos y necesarios que le han de eximir de cualquier pago a sus trabajadores... No ha sabido dejar caer su toalla a tiempo, antes... Ha estado ocultando su difícil situación y arrastrando consigo a sus empleados con sus promesas, carentes de transparencia y faltas de toda credibilidad, faltas del germen siquiera de la posibilidad de su cumplimiento, les ha hecho ahogarse en la más delicada de las situaciones morales y profesionales, la de morderle la mano a quien pretendía darles de comer. ¿Pero son más importantes las economías empresariales o las familiares? A pesar del llanto lo merece, merece este castigo a modo de escarnio público, al que él mismo se expone por el sentido más superficial y repulsivo de la conveniencia, con la incertidumbre de su utilidad pero, al menos, por la más humana de las reivindicaciones, la de la dignidad propia.
Aunque él sí que se ha encargado astutamente de guardar para sí, acaba de ser a su vez víctima del ciclo de "dames y daretes", del que hace consciente e indolentemente parte a los que de él dependían. De un modo u otro, mientras no estalle su bomba, ésta que ahora se ha armado por sí sola con sus últimas e inevitables decisiones, podrá eludir el pago de todo lo que debe, por un orden primordial de preferencia, a sus empleados y luego, a sus proveedores y colaboradores... Fondos de garantía salarial y social vendrán a pagarle a sus empleados una parte proporcional de lo que él mismo no es capaz de pagar, como resultado de su más puro egoísmo, de la más espúrea de las inteligencias estrátegicas, del más detestable de los individualismos y de la mayor falta y total desconocimiento de una responsabilidad laboral, legal, mínima...
Pero en el fondo le da igual llorar, por eso llora ahora a espuertas, con la tranquilidad del que sabe que también la crisis le beneficia porque le brinda en bandeja de plata los argumentos justos y necesarios que le han de eximir de cualquier pago a sus trabajadores... No ha sabido dejar caer su toalla a tiempo, antes... Ha estado ocultando su difícil situación y arrastrando consigo a sus empleados con sus promesas, carentes de transparencia y faltas de toda credibilidad, faltas del germen siquiera de la posibilidad de su cumplimiento, les ha hecho ahogarse en la más delicada de las situaciones morales y profesionales, la de morderle la mano a quien pretendía darles de comer. ¿Pero son más importantes las economías empresariales o las familiares? A pesar del llanto lo merece, merece este castigo a modo de escarnio público, al que él mismo se expone por el sentido más superficial y repulsivo de la conveniencia, con la incertidumbre de su utilidad pero, al menos, por la más humana de las reivindicaciones, la de la dignidad propia.
5 comentarios:
Pues Carlos si piensa que yo me voy a poner a llorar y compadecerles, lo llevan claro, primero porque estos y los que les han ayudado no tienen nada por lo que llorar, que lo tienen todo a buen recaudo, llorar, lloran lo pobres infelices que han tenido que comprar un mierda a precio de oro y pagarla durante esta vida y la que viene.... ellos si que son los que sufren y a estos a quien habri que hechar una mano. Deberas crees que cuando se reunen en sus fiestecillas donde pueden gastarse, lo que otros tiene hipotecado para dos vidas, han pensado alguna vez lo mal que se lo estan haciendo pasar a la mayoria del mundo que no han tenido la suerte de nacer con dinero y encima ser estafado de por vida.....porque no se quien les habra dado la batuta de Dios, durante un tiempo para que se hicieran de oro....
Ojo. porque yo no les estoy defendiendp, sino todo lo contrario... Totalmente de acuerdo contigo, Zoraida!
Confieso que llore lo que llore no me dará nunca ninguna pena ese constructor, como tampoco me dan pena los que se lanzaron a comprarse pisos sin poder, sin estar respaldados por una economía familiar medianamente estable, y ya no digamos los que compraron para especular... Todos ellos, por unas causas o por otras, se metieron en el infierno buscando el cielo. No me dan ninguna pena.
Otra cosa son quienes por culpa del egoísmo y la irracionalidad de esta banda se están quedando sin trabajo. El Fondo de Garantía Salarial no se lo va a devolver, sólo tapa una pequeña parte del agujero.
Un besote.
No Carlos, ya se que no les estan defendiendo, es que yo me expreso asi, de forma indefinida, que puede llevar a confusion, pero me refiero a ellos y que naturalmente de acuerdo contigo no nos vamos a poner a llorar encima porque esten preocupaditos por sus millones...
Eso de que no tienen dinero me río yo.. en la cuenta de la empresa no pero todos los millones que han ganado antes los tienen en sus cuentas privadas,que bien se han encargado de al ver las orejas al lobo de ir sacando todo lo que podían de la empresa para luego declararse en quiebra.. y por fuentes fidedignas se que algunas empresas en momentos de bonanza daban a entender que tenían los pisos vendidos para esperar tres meses más a venderlos y sacar más por ellos... Para ellos va esta frase.. "la avaricia rompe el saco".
Lo malo es que lo pagan los pobres trabajadores,siempre el débil paga la mala gestión del rico, asi es de injusto..
Un beso
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