26/8/08

EL VENDEDOR DE PARARRAYOS


El vendedor de pararrayos fue la pequeña revista literaria que tuvo a bien publicarme en los días de vino y rosas en los que comenzaba a tontear con la literatura, ese relato primerizo que consiguió por sí sólo previamente ganar el primer concurso de Relato Corto organizado por la UGT de la Provincia de Zaragoza.

El relato tenía por título Enjambre y, pese a lo dicho anteriormente, no estoy convencido todavía, habiendo transcurrido cerca de 11 años, de que mereciera ninguno de aquellos regalos. Es otro rescate.

Las polillas se lo habrán podido comer, regurgitarán descansadas después, pero vengo a nombrarlo por compartir un poco más de mí, por contaros algo más, con cierto sonrojo y aprovechando que, efectivamente, aún no estoy presente activamente delante de la pantalla en donde abro mi correo y veo vuestros comentarios, dejando que estos, si queréis dejarlos, se agolpen para asaltarme a mi vuelta, para enrojecerme el rostro aún más.

No he alimentado mucho a las polillas. Los poemas que escribí de muy joven, y que habéis podido leer en entradas anteriores, son raquíticos, esqueléticos y, en cuestión de relatos, los nombrados aquí de antes de mi etapa blogger, son los únicos que conseguí elaborar. Mal cocinero de polillas, pues...

Luego llegó la sequía, y la sed que no me abandonó durante más de una década.

Pero eso es otro post.

5 comentarios:

Oteaba Auer dijo...

Esta entrada me ha hecho recordar que G,G,Márquez, tras unos cuantos años de haber escrito 100 años de soledad, recibió el Nóbel. Entonces su pluma guardó silencio por siete años y la gente empezó a decir que despues del premio se había quedado en blanco.
Hizo su reaparición gloriosa con "el amor en los años del cólera" con un cambio de stilo...y asi siguió con una serie de maravillosas novelas.
Espero ese otro post :)
Saludos

PABLO JESUS GAMEZ RODRIGUEZ dijo...

Comparto lo que dice Oteaba.

Rezaré a las Musas para que te inspiren, querido amigo.

Mientras tanto, espero yo tambien ese post... promete ser estupendo.

Un cordial saludo!

Lamia dijo...

Las musas son muy caprichosas. Hay que perseguirlas siempre. Esperamos tu vuelta y nuevos relatos. Pero cuando te sea posible me encantaría leer alguno de los que ya has escrito.

Rara Avis dijo...

¿Y por qué no podía merecer ése premio? hay que reconocer los propios méritos....

besitos !!!

Anónimo dijo...

Yo gané un premio literario hace años y desde entonces me dedico a olvidarlo. Como tú, nunca creí merecerlo. Supongo que lo de los premios es un tema conflictivo, por eso mucha gente con cojones renuncia a ellos.
Aun así, podrías postearlo y permitir que hagamos de jurado inquisidor :)

Un saludo y un placer descubrirte.