23/9/08

CONSTANTES VITALES



Hemos crecido separados, en permanente desunión natural, involuntaria...
Nos hemos venido juntando a cada ocasión, necesaria u obligatoriamente, a pesar de las distancias, esa segregación tan apegada a nosotros, tan nuestro el dispersarnos. Quizás estemos seguros de que queremos volver sólo a veces, para experimentar el masoquismo de encontrarnos y comprobar que todo está más o menos igual, o que en efecto y como temíamos, se han seguido extendiendo los mismos problemas que nunca afrontamos de pleno para solucionarlos. Al final, tampoco hemos conseguido verlos claros. No hablamos claro, no podemos hablar porque tampoco queremos. Entre nosotros hay una niebla constante, en cualquier época del año, que embadurna el olvido, enredado en la lejanía, el desinterés recíproco, el egocentrismo, la impotencia... Sólo una curiosidad morbosa nos impulsa a preguntarnos a veces que qué tal nos va la vida... Pero ya conocemos respuestas. Somos una familia con sus constantes vitales intactas, inalterables.
Y no sé si eso es del todo malo.

7 comentarios:

Mª Antonia dijo...

Querido Carlos:
No siempre las "constantes vitales intactas, inalterables" hablan del estado real de nuestro corazón, no como máquina, si no como armario de sentimientos...
Interesante reflexión.
Un abrazo.

Lamia dijo...

En la mayoría de las familias ocurre que somos demasiado cobardes para afrontar algunos temas porque sabemos que ello, ineludiblemente, nos llevaría a plantearnos separaciones o decisiones que no queremos admitir.

Carlos LABARTA dijo...

M@ ANTONIA: efectivamente nuestro corazón sufre, se altera... Las que no cambian son las circunstancias....
Otro abrazo
Me alegra mucho saber que participas!

LAMIA: y lo que no solucionan sus componentes se anquilosa, se extiende y queda... Y siempre andamos a vueltas con lo mismo... Siempre nos quejamos y observamos lo mismo... No hacemos, nos quedamos ahí... Pero la lejanía ayuda tanto a sobrellevar esta consciencia...
Un saludo!
Gracias por pasarte!

Pedro Ojeda Escudero dijo...

La familia puede ser un refugio, una excusa, un estímulo o una condena. Al final, quedamos solos, con algunos recuerdos.
Saludos.

Carlos LABARTA dijo...

PEDRO OJEDA ESCUDERO: pero, lo peor es si nos llena contra voluntad de recuerdos que hubiera sido mejor no experimentar... No echando nada en saco roto, siento toda experiencia aprovechable, nada desdeñable, esperamos que la soledad de luego, si ha de llegar, sin la familia, etc.., valga para recordarlo todo, incluso lo que vivimos indeseadamente, para sentir que hemos vivido plenamente, intensamente... cada día con su nombre...

JESUS y ENCARNA dijo...

Hablar, expresar nuestras emociones, nuestras carencias, nuestro disgusto... cuanto cuesta!!! es más fácil, más cómodo dejarse llevar, al final, como dice Pedro, estamos solos.
Besos
Encarna

Carlos LABARTA dijo...

JESUS Y ENCARNA: valiosa concisión la tuya... Cuesta tanto!
Un abracico!