20/8/08

ILDEFONSO MANUEL GIL



Conocí a este hombre completo para las artes de la palabra y la expresión a lomos de su Caballito de Cartón, cuando había sido recién editado, habiéndolo leído vorazmente y reconociendo en gran parte de sus páginas, lugares comunes y nombres cercanos a mi circunstancia. Era todavía joven, él ya era entrado en años y se decía por entonces que estaba enfermo y que autobiografiaba a modo de testamento literario y vital, lo que no hizo sino hincar en mí junto con mi curiosidad y admiración, un tangible halo de respeto al verle para entregarle una copia de su libro garabateada con mis anotaciones durante su lectura, para que imprimiera un sello suyo personal.


Desconocer que junto a mi casa, a tan pocos metros, vivía un escritor, un poeta, un ensayista, un traductor, un maestro... fue otro de esos descubrimientos infantiles que ayudaron a poblar mi imaginación maleable de niño, de fantasías del mundo de la literatura y sus habitantes de renombre.


Al saber que aquel anciano de paso lento y mirada penetrante era Ildefonso Manuel Gil, estuve merodeando su casa, trasladando mi zona de juegos, por mor de crear la casualidad de encontrarle paseando, como yo lo imaginaba, con un gesto de reflexión buena y contemplativa y hacerle notar mi presencia cercana para robarle alguna palabra.


Debió de verme y me debió reconocer cuando le entregaba el libro para que me firmara en él y me lo dedicara personalmente, porque al salir de aquella casa, la suya, con el libro ya firmado, casi sin haber intercambiado palabra alguna pues sólo pude mostrarle de mí una mirada atónita y expectante, y al mirar la primera página en blanco en donde debía haber escrito, leí la siguiente dedicatoria:




"A Juan Carlos


mi querido amigo


porque la palabra no puede merodearse"

11 comentarios:

Pedro Ojeda Escudero dijo...

En efecto, sabia dedicatoria: a la palabra hay que entregarse.

Mª Antonia dijo...

Querido Carlos:
Gracias por compartir esa experiencia maravillosa...
Y como ha señalado Pedro Ojeda, "sabia dedicatoria".

Un abrazo.

Carlos LABARTA dijo...

En efecto, Pedro... Asumí aquella lección contra la timidez de la palabra propia, que experimenté entonces... No pude articular una, y lo merodeé para que fuera él quien me saludara de algún modo y las tuvieras, palabras, para mí... Aplico esta especie de máxima a mi forma de escribir, por la que ni siquiera tengo borrdores, de ahí mi farragosa manera de escritura... Un saludo y gracias de nuevo, desde aquí, ahora...

Carlos LABARTA dijo...

Fue una anécdota maravillosa, María Antonia. Considerando que vengo incubando un virus aletargado de pasión por la literatura desde bien pequeño, casi inconsciente de lo que significaría ser escritor a la tierna edad de 6 ó 7 años, anécdota que compartiré también, aquello fue especial, en una sola palabra.

Pilar Cita dijo...

¡¡Que bonita historia, Carlos!! Qué lujo vivir cerca de un hombre tan importante para la cultura. Que bien que te atrevieras a ir por fin a su casa. Y qué dedicatoria tan extraordinaria.

Carlos LABARTA dijo...

Así es, en efecto... Otros autores hanpasado también por mi vida, casualmente, sin esperarlo, pero Ildefonso, así, marcó una impronta indeleble. Besos!

Isabel Huete dijo...

Este tipo de recuerdos son los que nunca deberían borrarse y tenerlos a buen recaudo en nuestra mochila vital. Delicada y bonita historia.
Un besote.

Carlos LABARTA dijo...

Bienvenida Isabel! Otro encuentro, el de tu blog, para contar! Besos para tí también!

thirthe dijo...

todo un detalle por su parte.

me preguntabas en mi blog donde estaba poza...mejor te doy su página en la red

http://www.pozadelasal.es/

gracias por tu visita y enhorabuena por tu blog:-)

Unknown dijo...

yo tampoco sé como nos hemos encontrado, lo que vale es que scedió!

gracais doy por ello a todos los cielso!

nada sucede porque sí

todo ocurre por algo.


invitoa usted a visitar msi otros blogs
desde

www.panconsusurros.blogspot.com

ir a otros

son distintos y cad auno tiene lo suyo con mi sello y estilo

agradecida por su visita y palabras dejo mi paz mary carmen

gamusino2 dijo...

Desconocia este suceso vital de mi afamado escritor, pero reconozco que tal experiencia debe marcar, sobre todo a tal edad. Un abrazo
Un fan tuyo incondicional